La salud y la piscina
A continuación describiremos los factores que favorecen el intercambio o la multiplicación de los gérmenes patógenos y que pueden hacer más fácil la transmisión de enfermedades entre las personas.
- Promiscuidad: la concentración humana en las instalaciones, el intercambio de diversos objetos entre los individuos (toallas, peines, etc.), y la proximidad entre ellas (inhalación de gérmenes eliminados por las vías respiratorias) aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades.
- Aire viciado: la falta de ventilación y la ausencia de acción germicida de los rayos solares en las piscinas cubiertas, aumentan los riesgos sanitarios.
- Humedad y temperatura: en las piscinas cubiertas existe una humedad y temperatura elevadas que proporcionan un ambiente adecuado para la supervivencia de gérmenes y hongos.
- Superficies rugosas: las superficies rugosas de pavimentos y paredes, favorecen la incustración de la suciedad y dificultan la limpieza, lo que ayuda al asentamiento de los gérmenes.
- Estado de la piel: el calor y la humedad alteran el estado fisiológico normal de la piel, lo que la hace más propensa para la adquisición de gérmenes y hongos. después del baño hemos de secar completamente la piel, especialmente entre los dedos de los pies, para así evitar el asentamiento de los gérmenes. El rozamiento mecánico de la piel y la maceración de la misma, expuesta además a productos químicos, hace aumentar su vulnerabilidad.
- Estado orgánico: las personas que tienen sus defensas disminuidas (niños, ancianos, embrazadas, inmunodeprimidos) poseen más riesgos de contraer enfermedades que las otras.